22 septiembre 2006

(¡Qué coño!)

Esperaré sentada,
a ver
si viene (de una puta vez)
la inspiración.
Tal vez
no sea más que mi desidia
la que me ata de pies y manos
(y de plumas)
y me hace ausentarme, aquí a un ladito
acurrucada en torno a mi propia ausencia,
esperando a que me esperes
u observando, con calmita
desde un ángulo inverso
al que sueles estar (esperándome).
Es posible
que tus verdades a medias
se conviertan en mentiras (a medias, también)
y
caminen de la manita de las malas maneras
o de lo que a mí me dé la gana interpretar
(¡qué coño!)
cuando sonríes medio en broma, medio en serio,
los días y las noches en que no me apetece pensar
(en ti).

1 comentario:

Rocío dijo...

Joder, me he encontrado con esto en otro lugar, y no he podido evitar. A veces el tiempo pasa pero los hechos (o los no hechos, más bien) se quedan esperándonos, a ver si nos pueden poner la zancadilla. Y nos la ponen, y nos caemos. Y yo me he roto los dientes en esta hostia. Ahora sonrío, con la boca ensangrentada, pero sonrío ante el recuerdo.

Es que es eso, el tiempo, que pasa.

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