30 agosto 2008

Menos

sin parar de retumbar los segundos
se desgarran
y agrandan
los puntos negros


pronto

              pronto


clamo
pidiendo que el corazón marque mi espalda


falta poco


menos


en la cola de segundos
persigo tanto los que pasaron
como los que quedan

27 agosto 2008

Aprendiz de estilita

Apenas recuerdo el suelo,
apenas dejé de soñarte me sentí libre,
y me colgué un cielo de estrellas el cuello,
para no volver a echarte en falta.

Sólo recorrí el camino que me llevó a tu ausencia,
y allí conocí dolores y placeres antiguos,
y me volví a mirarte sin ser capaz de encontrarte
en mi desierto.

No pedí ser yo,
ni siquiera pedí tener mis manos y mis pies,
atados a mi pasado,
no fui yo quien escribió en la arena una despedida,
y sin embargo en mitad de un suspiro
encontré el lugar donde descansar.

No recuerdo donde estaban tus gemidos
mientras me deshacía,
y aquí,
hoy en mitad de mi capitel angustioso
y angosto,
me he disfrazado de nuevo de aprendiz de
anacoreta.

Mientras tú...

Cuando la espera agoniza
mientras el tiempo se esconde entre brazos extraños,
me despierto a las cuatro cuarenta
a echarte en falta,
a tocarte,
a que me trences placeres en el pecho,
a romper a golpes de sueños la pereza.

Cuando la sensación de soledad me muerde los talones,
mientras el color del cielo está teñido por pequeños cristales,
te bebo en vasos pequeños
y te amurallo el alma para que no te duela,
te llevo donde no suene otro olor que el de tu piel
en mi piel.

23 agosto 2008

Ahora (decimoquinta por lo menos)

Es malo todo... El contenido y la forma. Qué más da: no persigo el Nobel de poesía ni mucho menos. Perdonadme, sólo eso. Y que me perdone el sr. Serrano una vez más, claro.


No me reconozco en palabras
salidas de mis adentros
de mi puño y de mi letra
de mi voz, seguramente temblorosa,
transcrita y escrita con descaro
y demasiadas ganas de comerme el mundo
y comerte.
No me reconozco, pero soy yo
(bueno, no: FUI yo).
Ahora...
uff, ahora,
qué palabra,
curioso adverbio;
bueno: ahora...
ahora tengo aún más miedo
no miro, y no veo porque no quiero,
escucho sólo una de cada doscientas
cuarenta y ocho veces,
y tengo aún más miedo,
aunque eso ya lo he dicho.
Ahora no hago la cama,
no miro cada dos minutos el teléfono,
no espero tu llamada
nunca: ya lo sabes.
Ahora que me pongo un puñal en el pecho
y una pistola en la sien
a la hora de coger un simple lapicero.
Ahora todo es tan distinto
(porque ahora todo sigue siendo igual).
Ahora sólo lloro mientras duermo.

13 agosto 2008

Como cuando me miras

De camino al tiempo he llenado mi mochila
de caballeros con lanzas,
de flores de colores extraños,
de sentimientos sin dolor.

De camino al tiempo me he vendado
las manos,
para que no me duela llevarte,
lejos del miedo
y del silencio.

De camino al tiempo he tomado
mi cámara de fotos,
para dejarte instantes bajo la almohada,
y soñarte sincera y oculta,
sin saber si te tengo.

De camino al tiempo he negociado
sinceridad,
angustias de calma y placeres,
miradas pensadas para no ser vistas,
y las piedras de la senda.

De camino al tiempo he soñado
acompañante,
para compartir el peso,
las sonrisas y el capricho en el alma,
el final y el principio de la cada segundo.

De camino al tiempo me he sentado
a fumar cada cigarro que no fumé,
y a pensar que vendrán instantes,
y se irán sonado las campanas
de la guerra.

De camino al tiempo he pintado
de gris el suelo y cielo,
de negro el mar,
y te he dejado junto a tu cama,
los colores.

De camino al tiempo he creído verte,
sonriendo,
atenta a nada
y con el pelo recogido.

De camino al tiempo he dejado
que todo ocurra,
que todo sea,
simplemente
como cuando me miras.
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