No quiero inviernos
de soles
hasta el culo de pastillas
ni noches
en las que el relente
no se me corra en la columna vertebral
no quiero
primeras líneas bomba que se inmolen
quebrando las bases de una buena estrofa
no quiero vientos proxenetas
que se fumen mis castillos en el aire
para poner en marcha el negocio de
sus putas dunas
dispuestas siempre a follar con cualquier ola
a cambio de algún alijo de sueños embotellados
no quiero recortes de la memoria
gangrenados
por falta de un chute del calor del color
del iris de las tintas
que escupen cada párrafo que mis lápices
bordean esbozando tu silueta
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