No tengo ganas de buscarte las cosquillas
si quieres, ríe como el que más
mientras te mando a tomar por culo
poniendo el grito en el cielo
y los pies en la tierra.
Quizá ya me haya cansado
de esculpir palabras
que escupo con más ansia que ruido,
de caminar deprisa sin mirar
qué es lo que pasa a mi alrededor,
de tener miedo
y enfrentarme con una venda en los ojos
a un papel en blanco que grita y asesina
(aunque a veces, también es cierto, se acurruca
a mi lado
cuando tengo frío)
y se arma, pluma en mano,
y me dice, muchas veces, que adiós, mañana será otro día,
tal vez,
que si no es otro día, a lo mejor sí que son otros los rostros
y los sueños
y los llantos.
10 octubre 2006
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